Según Cortázar, el hecho fantástico se presenta
definitivamente dentro del mundo conocido. Lo fantástico es la aparición, en el
mundo bien ordenado de la vida cotidiana, de lo imposible, de aquello que
obedece a las reglas de este mundo. Por lo tanto, esas reglas bien establecidas
son indispensables para la aparición de lo fantástico. El cuento fantástico
está precisamente basado en la realidad para poder contrastarse mejor frente a
ella.
Citando a Cortázar,
“Lo fantástico (...) está presente en nosotros mismos, en
eso que es nuestra psiquis y que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen
explicar más que de una manera primaria y rudimentaria.» dijo Cortázar en una
conferencia. Lo fantástico es «el derecho al juego, a la imaginación, a la
fantasía, el derecho a la magia». «En la literatura lo fantástico encuentra su
vehículo y su casa natural en el cuento y entonces, a mí personalmente no me
sorprende, que habiendo vivido siempre con la sensación de que entre lo
fantástico y lo real no había límites precisos, cuando empecé a escribir
cuentos ellos fueran de una manera casi natural, yo diría casi fatal, cuentos
fantásticos.»
Cortázar es capaz de descubrir situaciones inverosímiles en
los ambientes más cotidianos a veces abandonando al lector de la manera más
inesperada, en medio de una situación perpleja. Mario Vargas Llosa define a él
como «vidente, que detectaba lo insólito en lo sólito, lo absurdo en lo lógico,
la excepción en la regla y lo prodigioso en lo banal.”
Las influencias de lo fantástico en Cortázar aparecen
repetidas veces, pero quizás la más detectable se encuentra en “Casa tomada”.
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